Damos comienzo al XXV aniversario de la IV Sagardo-Bira, tras no haber podido hacer lo propio con la III. Algo más de dos años después, volvemos de sidrería al txotx, y apostamos por un valor seguro como es Setien. Lo que en principio iba a ser un mano a mano para celebrar la reciente Cátedra de Edu, acaba siendo una cuádriga.
Asistentes: Edu, Josetxu, Johnnie, y Nesss.
Tras brindar todos por el nuevo catedrático, tomamos un trago más en el Zaldundegi, donde informan a Nesss que ya no quedan orejas a esas horas. De allí, bajo un ligero sirimiri, caminamos hacia la sidre, entre sorprendidas y lanudas ovejas y raudos coches.
De comer, nada más llegar nos sacaron cuatro trocitos de chorizo a la sidra que devoramos rápidamente antes de ir a los primeros txotxes. Posteriormente preguntan por un tal Nesss a los tres que no lo eran para decirnos que la tortilla de bacalao ya estaba en la mesa, la cual nos resulta muy rica, gordita y jugosa, esquilmando grandes cantidades de pan que Josetxu habia troceado de la forma más irregular posible. Posteriormente, nos sorprenden con un cazuela de bacalao en salsa con patatas y huevos (no parecía haber la opción de bacalao frito con pimientos, pues a todos les sacaban la cazuela) que estaba riquísimo; más de uno le comió el huevo a otro (sic), para escándalo de las criaturas sentadas al lado, y los untes dejaron la cazuela que no hacía falta fregarla. Más tarde nos metemos dos chuletas (insistiendo en que esperaran nuestro aviso para la segunda) que nos sorprenden muy gratamente por su sabor, tamaño, hechura, jugosidad y ternura (recordábamos las chuletas de Setien buenas pero más pequeñas), que hacen la delicias de los que no habían catado chuleta alguna desde hacía más de dos años, y los roedores habituales no dejan nada para los perros. De postre, cigarrillos y tejas de Tolosa, queso, membrillo, y oh sorpresa! sin nueces, la primera vez que nos pasa esto!! tambien es de destacar que el postre lo sacan para tres (tres trozos de cada) aunque cobran para cuatro. Total: 135,63€, unos 34€ por cabeza, por cuenta de la ya comentada Cátedra.
Para aclarar al mesero quien era y quien no era Nesss, se le coloca (varias veces) el post-it que estaba en la mesa, que acaba cayendo al suelo (varias veces), se buscan grapas para mejor sujección, pero no se encuentran, por lo que se crea una nueva insignia con una servilleta rota y un palillo para clavarlo en el pecho, insignia que acaba cayendo también pese a los denodados esfuerzos de Johnnie en casi cosérsela al esternón, clavícula y pulmones. Eso sí, todo ello sirvió para que el camarero supiera a quién tenía que avisar que lo siguiente ya estaba en la mesa. Que no pierdan esa costumbre!
Un padre de las criaturas intenta quedar bien, diciéndonos que nos calculaba menos de 50 años a cada (al final la sidra si que pega...) pero sólo acertó uno de cuatro. Las máscarillas se revelan un incordio al tener que (oficialmente) ponérnoslas al ir del comedor a la zona de las kupelas y viceversa. No olvidemos que enmedio está la zona de fumar. Las criaturas preguntan preocupadas a sus progenitores por qué no nos sentábamos (una vez más, fuimos los únicos de pie en el comedor). Edu intenta que el de los legos de al lado le deje jugar con sus piezas, a lo que el niño se niega porque aduce que su madre le ha avisado que se las robaríamos. Por su parte, las niñas van soltándose y vacilándonos, Edu mantiene una batalla rotuladoriana con una de ellas.
Hay fotos bajo Casiano y muchas dobladas de riñones recogiendo sidra. También destaca la pasión rompevasos de Johnnie: dos en el comedor (el suyo y el de Nesss) y otro de un bocado entre las kupelas. Allí Edu (muy activo) explota a las niñas más pekes para que le llenen el vaso de sidra. Hay futuro en las sidrerías, si se educa desde la infancia a pillar sidra al txotx, aunque sea a dos manos. Fuimos los últimos en salir del local. Una vez más.